Esta el frío inexperto de la mañana, ése que se apodera de mi brazo al sacarlo de mi cama. El frío a saltitos, al sacarme la ropa para meterme en la ducha. El frío perseverante con el que lucho al vestirme. El frío esponjoso de la mano de mi mamá, que me arregla la bufanda antes de salir. El frío insolente que aparece después de la lluvia. Dicen que los esquimales tienen más de siete palabras para nombrar el blanco ¿Y qué pasa con el frío de Santiago?
Javiera De Aguirre,29 años,Santiago.
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