No soy yo, ni soy él.
No soy tú vejes. Soy un ser vivo que se mueve, que admira los atardeceres, que le canta a la luna, que sus caminos son nostálgico. A veces choca con la misma piedra, y a veces se ríe de la conversaciones ajenas.
No soy tú, ni tampoco siempre vivo de mí. A veces prefiero ser paja recién cortada, que una rosa marchitada.
No soy tú, ni tampoco una maravilla de mujer, a veces mal crío lo agotable y me acuesto con sujetos sin esfuerzo. Probablemente asusta. Pero no tengo remedio, conocido desconocido, mí alma no es una; se junta con otra, embellece la flor perdida de los sujetos, y cuando sus alma son realmente ligera como la libertad, no tiene ni fecha ni termino de vencimiento. Lo mío no se agota lo tuyo se dispersa, lo mío se queda. y abajo se ven como mis sueños se desplazan sin prisa, sin remedió y sin ordenador.
Mi remedió de no ser tú ni yo.