Donde abarca la ambigüedad ahí están mis pies, donde sirvo café esta mi contaminación de humo angustiado por los hombres semi masculinos, son más animales para mirar qué sutiles para tocar. Apretan fuerte, pero apretan fuerte por que un día van a tomar sus maletas y se van a ir con otra chica o volverán a tierra lejana, pero de vuelta a casa. Vuelven a sus nidos, después se van hasta volver amar a otra chica de verdad. Se enloquecen, se amarran, se encierran, se mueren y sobreviven. La esencia masculina es así. Cuando aman son más tonto que los perro intentando de agarra su cola. Las mujeres no son así, aman y aman.
Puedo estar en ahumada y desnudar mi cuerpo para que vean que puedo amar de verdad y que soy de piel, de mente y de alma. Sin embargo hay luz roja y nadie podrá tocar, ¿saben por qué? En ahumada hay cogollos con bototos donde me cuidan por que soy un juego erótico entre medio de toda esa carne muerta masculina. Saben que deben ser más sentimentales, oyentes, reflexivos, no! olvidadizo, no! hermético , sin embargo saben que su maletín y su naturaleza siempre van hacer así, la rutina masculina, a cualquier hora, en cualquier siglo.
1 comentario:
es como la externalidad de un suplicio a diario...
eso cotidiano se me
hace familiar... aunq yo solo camino con una cabeza de rutina, vacia como maletin!
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